Las clases de alemán, los cafés entre clase y clase y ...

Tras una noche de fiesta nos encontramos en la salida, estudiábamos en la misma facultad teníamos amigos comunes pero no habíamos intercambiado muchas palabras. Esa noche estuvimos hablando...

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Tras una noche de fiesta nos encontramos en la salida, estudiábamos en la misma facultad teníamos amigos comunes pero no habíamos intercambiado muchas palabras. Esa noche estuvimos hablando durante horas, Gonzalo todavía me recuerda lo primero que le dije nada más nos presentaron \”he perdido mi bufanda\” no tardó ni un minuto en entrar al local y recuperar mi bufanda, con su simpatía, su naturalidad y su \”racing\” me ganó desde el primer momento aunque yo me negase a reconocerlo. Las clases de alemán, los cafés entre clase y clase y las fiestas de los jueves hicieron el resto.

Tenía muy claro que nuestra boda sería de noche por lo que mi vestido tenía que tener ese toque de brillo de chispa pero sin perder la sencillez y la sobriedad que para mi es fundamental en un vestido de novia. Me empapé de revistas nupciales, cuentas de diferentes diseñadores, pero nada me causaba ese efecto WOW. Hasta que descubrí a Sophie et voilà, sus diseños tenían ese toque especial que yo buscaba. Desde el momento en que pisé su atelier tuve claro que mi vestido saldría de ahí. Sofía la directora creativa me supo captar la idea desde el primer momento y a partir de ahí le fuimos dando forma prueba tras prueba. He de decir que no se lo puse fácil puesto que en mi primera prueba estaba embarazada de cuatro meses. Mi madre y mi suegra que estaban espectaculares también iban vestidas de Sophie. Los zapatos también fueron diseñados por Sophie et voilà, me decanté por un clásico stiletto en color piedra para cederle todo el protagonismo a el vestido.

Con el ramo tuve bastantes dudas por miedo a pecar de \”sosa\” yo tenía muy claro lo que me apetecía que fue lo que finalmente llevé que era un ramo simplemente verde.

En cuanto a las joyas únicamente llevé mi anillo de pedida y unos pendientes de topacio incoloro.

Las alianzas fueron el regalo de mi abuela, ella se casó con mi abuelo con esas mismas alianzas hace más de cincuenta años.

La ceremonia fue en la Iglesia de San Pedro de Oreña, mi pueblo, allí me he bautizado he hecho mi primera comunión y dije que si algún día me casaba sería también allí. La salida de la iglesia no dejó indiferente a nadie, hacía muchísimo viento ese día, fue todo muy rápido, la luz había caído casi por completo, pero allí estaban Lourdes y Juan Luis para no dejar escapar esa luz tan especial que había en ese momento con unos fotones increíbles.

Tras la ceremonia nos trasladamos al Palacio Mijares donde celebramos el cocktail ya mucho más relajados y con las ganas de poder disfrutar por fin de nuestra familia y amigos. Allí preparamos diferentes puestos para nuestros invitados como por ejemplo la mesa de anchoas regalo de Carmen una santoñesa gran amiga de mi suegra Menchu.

Otra de la sorpresas que teníamos preparada para el cocktail era el flower market que nos preparó Paula Latry en donde todas las invitadas podían elegir a su gusto su ramito de flores.

La entrada al comedor la recuerdo como uno de los grandes momentos de la noche, todos en pie bailando al ritmo de I will survive, fue un momentazo.

Durante la cena me sorprendieron en varias ocasiones, también era mi 30 cumpleaños, mi pequeña Carlota me regaló la pulsera más bonita del mundo.

Como detalles dimos bombones y bailarinas para las chicas y para ellos la clásica botellita de ginebra. A cada una de mis amigas le regalé su perfume en miniatura estuve meses para encontrar todos ellos en tamaño mini pero ninguna se quedó sin el suyo ¡les encantó!

El ramo no podía dividirlo así qué decidí hacer dos copias exactas de mi ramo y se lo entregue a mi prima que es como mi hermana y a mi mejor amiga.

Y por fin llegó la hora de la fiesta, aquí ya no importaba nada, ni como estaba el pelo porque Alexandra de Mac ECI se había encargado de dejármelo natural y precioso o el maquillaje obra de Will de Mac Santander que seguía intacto. Terminamos la noche bailando y disfrutando como nunca.